sábado, 17 de enero de 2015

LAS BATALLAS DEL SUR DE LIMA

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Episodios para la reflexión
A 134 años, se recuerda a los caídos en las batallas de San Juan y Miraflores, episodio de la Guerra con Chile.
El que muere, si muere donde debe, vence y sirve.

Jorge Basadre, Historia de la República del Perú.

En el Morro Solar de Chorrillos, último bastión de la defensa peruana en caer en manos enemigas, se yergue el Monumento al Soldado Desconocido.

Aquí, cada 13 de enero se rinde homenaje a quienes dieron sus vidas en la defensa de Lima, durante la Batalla de San Juan (o San Juan y Chorrillos, como la llaman otros historiadores), durante la Guerra con Chile.

En el morro se parapetaron, aquella fecha de hace 134 años, Miguel Iglesias y más de un centenar de artilleros, junto con los restos de los batallones Guardia Peruana, Callao, Ayacucho, Cajamarca, Tarma y Trujillo.

Se calcula que 20,000 peruanos, dispuestos en los cuerpos de infantería (casi no había caballería) de tres ejércitos, pelearon en las batallas de San Juan y Chorrillos. Le hicieron frente al ejército chileno, de 23,000 efectivos, que había desembarcado entre las playas de Chilca y Curayacu, entre el 22 y 26 de diciembre de 1880.



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De acuerdo con los testimonios de los oficiales extranjeros, el estadounidense D.W. Mullan y el italiano L. Ghigliatti, recogidos por Jorge Basadre en su Historia de la República del Perú, 2,000 peones chinos de Cañete se aliaron a los invasores. Seguramente fue una consecuencia de las pésimas condiciones de vida que les daban los hacendados costeros.

Basadre recuerda que entre diciembre de 1879 y julio de 1880 se realizaron los trabajos de defensa de Lima, pero luego disminuyó “en la duda si invadirían los chilenos y sobre cuál sería su base de operaciones, duda que subsistió hasta noviembre de aquel año”, cuando se hicieron finalmente las líneas de San Juan y Chorrillos.



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La Batalla de San Juan y Chorrillos duró alrededor de cuatro horas y las tropas peruanas se replegaron, para 48 horas más tarde dar una segunda y final batalla en Miraflores a los chilenos. En Chorrillos, la lucha continuó casa por casa. “Nunca visto hasta aquel momento era el arrojo y el encarnizamiento con que se batían los peruanos”, escribió el historiador chileno Vicuña Mackenna.

Los chilenos saquearon e incendiaron Chorrillos esa misma noche. Además de violar mujeres, enajenarse con los civiles y profanar tumbas, asesinaron a 11 bomberos italianos. Producto de la codicia y peleas entre ellos, fallecieron otros 200 y 400 chilenos, que se sumaron a los 5,000 muertos en batalla. “El olor de los muertos y del incendio [en Chorrillos] resultaba irrespirable”, escribe Basadre.

El historiador tacneño señala los errores peruanos en la defensa de Lima: “Hubo diversidad de fusiles y balas, no se contó con los potentes cañones Krupp, mientras el ejército enemigo contaba con más de 60 de este tipo”.

El entonces coronel Andrés A. Cáceres no pudo posicionarse de Lurín por falta de municiones y vehículos para movilizar el armamento, además de la sed de sus hombres. Eran escasas las compañías de administración, tan indispensables en los escenarios bélicos, y la labor de abastecimiento la hacían como podían y personalmente los propios oficiales peruanos.



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El 15 de enero, dos días después, se libró la Batalla de Miraflores. Tuvieron un papel importante los civiles, que ofrecieron ayuda a los militares peruanos en la última defensa de Lima, sobre todo desde tres de los siete reductos, distantes entre ellos a 1,000 metros, que se armaron desde el barranco de Miraflores hasta las haciendas de Monterrico y Vásquez. Ahí fallecieron defendiendo la patria alrededor de 3,000 compatriotas (militares, magistrados, universitarios, periodistas, profesores, comerciantes), una parte de ellos ya heridos, cayeron víctimas del “repase” y el “corvo” de las tropas enemigas.



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En el capítulo “La expedición a Lima y la defensa de la capital Peruana”, Basadre tomas los testimonios del diplomático argentino Uriburu y del marino estadounidense Mason, quienes opinaron sobre la improvisada defensa de Lima: muchos regimientos estaban pobremente vestidos y sin calzado, se utilizó un pésimo aceite que casi inutilizó el armamento, la artillería fue hecha por procedimientos empíricos “por firmas privadas de Lima y sin práctica en el campo”.

Por su parte, el general ecuatoriano Francisco J. Salazar, en su libro Las batallas de Chorrillos y Miraflores y el arte de la guerra –editado en Lima en 1882 y reeditado en 2010– pone el ojo sobre una desventaja “irreparable” de las fuerzas militares peruanas:

“Nos referimos al hecho de haberse compuesto su personal de hombres de razas diferentes, en cada una de las cuales el patriotismo se modifica de diferente manera en su modo de ser, no menos que en sus tendencias y dirección de ideas”. Una lección que nos deja la Historia. Gloria a los peruanos anónimos que sacrificaron sus vidas.

EL DATO

En la Batalla de Miraflores tuvieron un rol importante los civiles, que ayudaron en la defensa de Lima junto con los militares peruanos.

se calcula que 20,000 peruanos dispuestos en cuerpos de infantería de tres ejércitos pelearon en san juan.                    Publicado: 17/01/2015

Fuente: El Peruano
 

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